Cuentacuentos
A cargo de Ana Cristina Herreros basado en el libro Los cuentos del erizo. Incluye distintas historias tradicionales de las mujeres saharauis, a través de las cuales nos acercaremos a su cultura.
Está especialmente indicado para niños y niñas de entre 5 y 10 años.
Además, se recogerá material escolar para ser donado en los diferentes colegios de los campamentos de refugiados en el desierto de la Hamada en Tindouf
El evento tendrá lugar el día 6 de abril a las 18:00 en el Salón de Actos del Centro Cívico de Juan de la Cierva (Pza. de las Provincias s/n).
La experiencia en los campamentos saharauis de refugiados, la colaboración con las mujeres, niños y niñas saharauis y las maravillosas historias relatadas queda reflejado en este libro que Ana Cristina Herreros resume así: «Este libro surge del deseo de dar voz a quienes no la tienen, y el pueblo saharaui es constantemente silenciado porque su voz clama por la restitución de la justicia a quienes han sido expulsados de su tierra, y entre ellos queríamos dar voz a las mujeres. Aunque es cierto que estas mujeres árabes gozan de unos derechos que no tienen otras mujeres del mundo árabe. Y es que son fundamentalmente las mujeres saharauis las que en las noches de antaño, noches sin televisión, convocaban a la familia en torno a ellas y contaban los cuentos y las historias que ellas habían oído de labios de sus madres, tías o abuelas. Son ellas las que conservan la memoria de un pueblo nómada dedicado al pastoreo, son ellas las que transmiten los valores que hallamos en su rica tradición oral: que el cuidado del otro es la única fuerza que nos permite sobrevivir en un mundo hostil, que el amor a la familia es el mayor tesoro que uno puede tener, que la tenacidad y la inteligencia son más poderosas que la fuerza… Pero tras el éxodo de su tierra hace más de 40 años, las mujeres callaron pues las noches se llenaron de las noticias de los que se hallaban lejos o del recuerdo de los que habían perecido en el camino, luego llegaron las antenas y la televisión, y los noticieros llenaron las noches estrelladas del desierto. Los cuentos dejaron de ocupar ese lugar, lo maravilloso se alejó desplazado por la seca realidad. Hoy, cuatro décadas después, pocas son las mujeres que saben cuentos tradicionales, solo las ancianas recuerdan aquellos cuentos que escucharon y que nunca pudieron contar pero que hallaron un lugar donde permanecer en su corazón y en su memoria. Y donde ahora encuentran un lugar en este maravilloso libro donde se juntan la voz de las abuelas y los dibujos de las niñas y niños que han imaginado los personajes que pueblan los cuentos saharauis».